«Karma» debería ser una palabra de cuatro letras. Y si no que se lo pregunten a Earl, un entrañable perdedor con una larga y cómica lista de errores que enmendar, que van desde robar una biblioteca móvil infantil hasta dejar embarazada a la canguro. Mientras su hermano Randy comienza a escribir su propia lista kármica, su ex-esposa, Joy, y su actual marido se trasladan a un barrio residencial. El problema es que aunque se vayan a vivir a un barrio fino, la falta de clase de Joy sigue siendo evidente. Divertida, atrevida y exagerada, la temporada 4 de Me llamo Earl vuelve a demostrar que el karma también puede resultar gracioso.